TENGO UN PACHÓN NAVARRO
En mis 36 años de cazador he tenido diferentes tipos de perros: Braco, Seter, cruce de Seter, Pointer y Cocker. Con todos he cazado a gusto y me han dado muy buenos resultados; a todos los he querido mucho y han muerto de viejos y en mi casa, después de una plácida jubilación.
Pero me apetecía poder cazar con un perro de una raza española; con un perro que se adaptara a nuestro clima y a nuestro territorio. Un perro que no se acercara cada media hora a pedir agua, que aguantara el calor de nuestro verano y el frío de nuestro invierno. Me daba igual que fuera un Perdiguero de Burgos o un Pachón Navarro e incluso un Podenco, sólo quería un perro de una raza española.
Qué decisión más acertada; cuántas perdices cobradas (aunque estén alicortadas); cuántos conejos levantados; cuántas codornices señaladas; qué valentía en este perro que no teme a zarzas ni coscojas; qué nobleza; qué obediencia; qué inteligencia; qué satisfacción, en suma, es poder cazar con un perro como este.
Tengo la suerte de tener un Pachón Navarro de la línea Alajú, de la familia Conteras de Guadalajara.
Hace cuatro años alguien me dio un teléfono y me puse en contacto con Manolo Conteras, que junto con su hijo Carlos, son los únicos criadores de España que han mantenido y aumentado esta gran raza española que ha estado a punto de desaparecer, y lo han hecho con su esfuerzo y sacrificio, sin ayudas ni subvenciones de ninguna clase, lo han hecho por la pasión que siente hacía esta raza.
Mi perro se llama Alajú Jim. Tiene cuatro años y lo pueden ver en la fotografía de la revista “Perros de caza” que está en la galeria de fotos de esta página web, tomada en el Primer Open Alajú cuando tenía dos años. Ahora ya hemos celebrado el según Open, reuniendo a la mayoría de los perros de esta línea de toda España.
¿Me habré enamorado en exceso de esta raza y en concreto de mi perro Alajú Jim?
Antonio Tormos González.
Presidente de la sociedad ALDECON